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Molusco Contagioso: guía rápida y actualizada

¿Qué es?

El molusco contagioso es una infección cutánea causada por un poxvirus. Produce pequeñas pápulas redondeadas, del color de la piel o rosadas, muchas con una depresión central (“umbilicación”). Suele ser benigna y autolimitada.

¿Cómo se transmite?

  • Contacto piel a piel, incluido el contacto sexual en adultos.
  • Autoinoculación (rascado, depilado/afeitado).
  • Objetos contaminados (toallas, ropa, equipos compartidos).

Recomendación práctica: cubrir las lesiones y evitar compartir toallas/ropa para no propagarlas.

¿Quiénes lo presentan con más frecuencia?

Niños, jóvenes sexualmente activos y personas con inmunosupresión (p. ej., VIH), en quienes puede ser más extenso y persistente.

Signos y síntomas clave

  • Pápulas de 2–5 mm lisas, perladas, muchas con umbilicación central.
  • Generalmente indoloras; pueden inflamarse o enrojecerse cuando están por resolverse.

Tratamiento

Se considera tratar cuando:

  • Hay molestia estética o prurito.
  • Hay múltiples lesiones o riesgo de diseminación (rascado/afeitado).
  • Existen lesiones genitales en adultos.
  • El paciente es inmunosuprimido.

Opciones de tratamiento:

  1. Cantharidina
  2. Berdazimer gel 10.3% (Zelsuvmi™)
  3. Otros procedimientos: crioterapia, curetaje, láser, y tópicos como hidróxido de potasio o retinoides.

Consejos para prevenir la diseminación

  • No rascar ni reventar las pápulas.
  • Evitar afeitar/depilar zonas con lesiones.
  • Cubrir las lesiones y lavar manos frecuentemente.
  • No compartir toallas, ropa deportiva o maquinillas.
  • En niños, no es necesario excluir de escuela/piscina si las lesiones están cubiertas.

Molusco y salud sexual

En adultos, las lesiones genitales pueden ser de transmisión sexual; se aconseja evaluación por urología/dermatología y prácticas sexuales más seguras. Los preservativos reducen el riesgo, pero no lo eliminan porque el virus puede estar en piel no cubierta.

Poblaciones especiales

En personas con VIH u otras inmunodeficiencias el cuadro puede ser más extenso, atípico y persistente; el manejo de la condición de base (p. ej., terapia antirretroviral) ayuda al control.

¿Cuándo consultar?

  • Lesiones en genitales, ojos o cara, o muy numerosas.
  • Picor, dolor, signos de infección bacteriana secundaria.
  • Inmunosupresión, embarazo o duda diagnóstica.

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